Entrevista Jerusalem Post

 

Una destacada artista se inspira en el tejido de los hilos de su vida para expresar su mundo interior artístico y espiritual.

 

HILOS EN UN INTRICADO TAPIZ                                        Por Abigail Klein Leichman     

Publicado en la Revista de Jerusalem Post el 16 de Marzo de   2017    

 

Algunos de nosotros miramos la Biblia y vemos intrincadas capas de texto; Sylvia Feinstein mira la Biblia y ve intrincadas capas de imágenes.

Luego teje esas imágenes en hermosos tapices.

Sus diversas series de tapices sobre Levíticos, sobre Palomas y sobre Mujeres en la Biblia, entre otros, se exhiben en su hogar- galería de Modi’in y en colecciones privadas y públicas de todo el mundo, entre ellas el Museo Municipal de Arte de Montevideo, Uruguay; El Centro Médico Shaare Zedek de Jerusalem y la Sinagoga Moreshet Abraham en Jerusalén, así como varios kibutzim.

“He llegado a amar verdaderamente la Biblia”, dice Sylvia, quien hizo aliya en 1977.

“El haberme instalado en la tierra biblica y absorbido sus vistas y colores me ha ayudado a reexperimentar las historias que he conocido desde la infancia.

Todas esas imágenes y temas que estaban inactivos en mi mente han revivido en mi telar”.

Feinstein dice que sus creaciones también están motivadas por “la sensación de que toda nuestra vida en Israel está relacionada con la Biblia – desde el sistema judicial hasta la medicina y la ética, la poesía y la literatura”.

La nativa de Buenos Aires ha enseñado y organizado seminarios de tejido y desarrollado un programa de intercambio de artes y artesanías entre Israel y otros países.

Sylvia crea también con palabras. Su artículo “Los tejidos y la Biblia” fue publicado en 1991 en la revista del Ministerio de Relaciones Exteriores Ariel de Artes y Letras, en Israel, que fue traducida a cinco idiomas.

Produjo una presentación audiovisual en inglés y español sobre las Artes y Artesanias contemporáneas israelíes, patrocinada por el Instituto de Intercambio Cultural e Científico Argentino-Israel y proyectada en América Latina, Estados Unidos y Europa.

También ha dado conferencias sobre este tema en América Central y del Sur.

Feinstein obtuvo una licenciatura en bellas artes en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano en Buenos Aires en 1967. Continuó sus estudios de pintura, grabado y cerámica y después de casarse a los 22 años se mudó a Montevideo.

 

Allí descubrió su pasión por el tejido de tapiz bajo la tutela de “un maestro extraordinario” en la Escuela Avanzada de Tejido Aroztegui. Posteriormente realizó estudios de postgrado en la Academia Bezalel de Arte y Diseño de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

“Aprendí las técnicas francesas tradicionales de tapices de Aubusson y Gobelino, enriquecidas por las aportaciones de nuevos materiales y las ideas modernas de nuestro siglo, y fue a través del contacto con este viejo-aún-nuevo medio que finalmente sentí que estaba cumpliendo el objetivo de expresar mi mundo artístico y espiritual interior “, explica.

Tiene sentido que una mujer que se considera a sí misma principalmente una pintora se viera atraída por el arte del tapiz de Gobelino, porque esta técnica de tejido intrincada que se origina en París se compara a menudo con la pintura. Ese método también tiene un efecto emocional en ella.

“Cuando por fin llegué al tapiz en general, y a la técnica del Gobelino en particular, ya no quedaba ninguna duda ni búsqueda para mí: a través de esta técnica sentí la combinación mágica que relaja la atmósfera, absorbe la luz, calma el ambiente y hacer reposar el espíritu” dice.

Feinstein ha participado en más de 60 exposiciones individuales y grupales a traves del mundo y sus obras han sido expuestas en eventos de arte locales y nacionales en Argentina y Uruguay, así como en diversas competiciones de arte en Israel.

“Mi primera exposición en Israel, titulada “Serie Génesis”, fue presentada en el Teatro de Jerusalén en 1978. Considero que es la piedra angular de mi arte maduro”, dice Feinstein.

Ella no tiene miedo de abordar temas difíciles en su telar.

Además de su serie de tapices titulada “La profecía del Holocausto”, Feinstein ha coescrito un libro artístico, Reencarnación y Holocausto, con su hija Carmela Lev-Ari. El libro forma parte de la colección de la Biblioteca de Arte del Holocausto en el Centro de Investigación del Arte del Holocausto de Yad Vashem.

Incluso ha diseñado un tríptico titulado Violación en la Biblia, que retrata las historias de Dinah, Tamar y las hijas de Shiloh.

“Un tópico tan desafiante y difícil me obliga a hacer una pausa y limitar mi enfoque al hilo que respetará este poderoso tema”, dice. “Tengo la esperanza de que quienes vean este trabajo encontrarán en él el camino de la reflexión sobre un tema tan relevante para nuestro mundo moderno”.

Feinstein relata que su padre participó activamente en el apoyo a la creación del Estado de Israel, pero sintió que la vida en el naciente Estado era demasiado precaria para traer allí a su familia.  Sin embargo, su entusiasmo fue transmitido a su artísticamente inclinada hija.

“Cuando tomé la decisión de venir a vivir a Israel, la Argentina no era un buen lugar para vivir”, dice. “Había muchas cosas que me hicieron ver que era la decisión correcta”.

Al llegar, se familiarizó con una familia de primos cuya existencia había descubierto recientemente.

Ella tiene dos hermanos, uno en los Estados Unidos y otro en Argentina. Sus ocho nietos -de edades comprendidas entre cuatro y casi 28- viven todos en Israel, al igual que sus tres hijos: la hija Paula en Tel Aviv, la hija Carmela en Modi’in y el hijo Jimmy en el Kibbutz Dafna. Sylvia dio a luz a sus hijos durante los 12 años de la familia en Uruguay.

“Me siento libre en Israel, a pesar de todos los problemas de aquí “, dice. “Siento que es mi hogar y que para mi familia es el mejor lugar para estar.”